se desatan las líneas de mi abstruso pensamiento.
Disertando entre los callejones rumorosos de mi mente
y los terrenos baldíos de mí execrada conciencia
-me descubro como el viajero silente
de los oníricos mundos que desvistieron su piel.
De los matices de cobalto que me presentó el crepúsculo,
de los susurros cadenciosos que recitó la alborada…
¡Nada queda! ¡Queda nada!
Se desbordan ahora los paisajes que describen a los actos
de los susurros cadenciosos que recitó la alborada…
¡Nada queda! ¡Queda nada!
Se desbordan ahora los paisajes que describen a los actos
postergados
y la eufonía escapa de mí ser a cuenta gotas
mientras los plausibles instantes son colgados
y la eufonía escapa de mí ser a cuenta gotas
mientras los plausibles instantes son colgados
sobre las tapias de antaño.
Toda avenencia o afable momento
resulta ser tan sólo un parche burdamente remendado
Toda avenencia o afable momento
resulta ser tan sólo un parche burdamente remendado
sobre la capa de Cronos,
- Remiendo,
- Remiendo,
cuyos hilos; se corroen con el roce inevitable de los días.
Nunca "por siempre" - otra vez.
Habitando de manera tautológica en el hogar del silencio
me desahogo entre el ruego y el clamor
Nunca "por siempre" - otra vez.
Habitando de manera tautológica en el hogar del silencio
me desahogo entre el ruego y el clamor
de una alborada insipiente,
Pero no llega señal fidedigna de un mañana conjugado
Pero no llega señal fidedigna de un mañana conjugado
con algo diferente a la
mesticia,
todo conspira dando forma al exordio de un lóbrego fenecer
Un vacío que se nombra:
Nunca "por siempre" - otra vez.
Sólo las palabras marchitas de mi diario conocen
Un vacío que se nombra:
Nunca "por siempre" - otra vez.
Sólo las palabras marchitas de mi diario conocen
los quiméricos anhelos y la soñada utopía,
únicamente las máculas subsisten,
encarando al mañana para de nuevo vestirle
únicamente las máculas subsisten,
encarando al mañana para de nuevo vestirle
con los trajes del ayer.
La luz de mis ojos !es extinta!
Se apagó como la vela que sucumbe a la intemperie
en una noche nevada.
Yermos los campos de mi vida;
desgarran el ultimo clamor -pidiendo auxilio-
rogando por las dulces ofrendas de un inexistente manantial,
Por un simple rocío que despierte a las briznas dormidas
Yermos los campos de mi vida;
desgarran el ultimo clamor -pidiendo auxilio-
rogando por las dulces ofrendas de un inexistente manantial,
Por un simple rocío que despierte a las briznas dormidas
bajo el árido terreno,
Pero ¡No! ¡No sucederá!
Toda creencia yace inerme ante la insidia y la falacia.
Pero ¡No! ¡No sucederá!
Toda creencia yace inerme ante la insidia y la falacia.
Atrás.
Sobre la línea del tiempo,
fue corroborado que la fe siempre termina increpada.
Develada la fortuna de la vida; pierde su sentido la esperanza,
y de todo este compendio de ideas malsanas;
sólo es claro el triste grito que proclama:
Nunca "por siempre" - otra vez.
©2009 DRYELL. Todos los derechos reservados.
EDUARDO DRYELL, DRYELL_POET, Y MI NOMBRE VERDADERO QUE ME RESERVO.
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