24-05-08
Debo confesar que mi pluma no encuentra palabras.
Guarda silencio la letra en la albura de la página que ofrece su hasta ahora inmaculada comprensión. Pero diserto, desvarío, motivado por la necesidad enterrada en mi criterio, en mi alma… y el propio compendio de elegías que resguardan sus semillas sin brote fulgente o primavera.
Poco a poco riego el increpante y quizás desteñido guiñapo de grafemas que me aborda con afán de amanecer, como escapando de mi, para liberarme de su carga de emociones, confusiones, y pretendiendo encontrar su muerte lejos de mi.
Extrañando, Imaginando, Viendo el tiempo salirse de su cauce,
- sólo pretendo suavizar mis cargas, emancipar los ecos de mis fallas, y arrancar un poco más de mi conciencia.
¡No! No habrá poema para esta noche, ni verso alguno que logre trenzar el alboroto de mi ser en línea decorosa, y mucho menos fidedigna,
No recordaré palabra alguna al terminar, pues yo mismo no comprendo la naturaleza de la letra y mucho menos su intención, será que es lo que soy en el momento, y ¡no soy nada el día de hoy!Voy entonces desperdigando silencios, y dejando todo esto sobre la inocente blancura de un papel que habrá de recordarme mañana,- que hoy no debió existir, y si existió ¡me culpará! por cada tacha y sus inherentes clamores, por cada grito ahogado y el propósito de hacer aquí un trazo donde enterrar… lo que no pude decir.
DRYELL.
No hay comentarios:
Publicar un comentario