¿Para qué un
enero rescatado del abismo?
¿Para qué este
amor sin el fruto de la pasión?
Este desencanto
que mata los besos.
Este mal trecho camino,
que se desmorona
ante los ojos y
nos mira. ¿Y se conforma
con los ecos
derramados de aquéllos susurros?
La piel se espesa
y ahuyenta a la ternura.
El deseo cae al
precipicio y
a ciegas quedan,
las caricias maduras.
¿Sólo queda barro
en nuestra textura?
¿Sólo existe un te quiero sin sueños?
Grandes alfareros
dieron vida al barro, a los sueños.
Los sentimientos
se me hacen ajenos.
Mi boca pierde el
tacto. Manos distantes,
que sólo cobran
vida en otros eneros.
¿Son esto agujas
enhebradas de castigo?
¿El plácido pago
a la amargura?
¿Lapidada e
incurable esta herida?
¿Somos pues,
sonámbulos que no encuentran su tierra
prometida? ¿ Aves
de presa que nos devoramos,
mientras las
lágrimas se vierten con quejas o sin ninguna?
¿Somos reproches convertidos en hogueras?
Somos…
Cachorros
perdidos en el infortunio de la locura.
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