MEMORIAS Y ECLIPSES

domingo, 4 de febrero de 2018

A TÍ, MUERTE






No sé, si rozaré la muerte pronto.
No sé, si vendrá ella a mi encuentro.
Ya no la aclamo. Ya no le lloro.
Tan sólo la dejo pasar, lenta,
sola, miedosa entre silencios.

La desafié en tiempos de soledad.
Cuando mi alma se resquebraba,
sin sentido, ida, como una ola
rompiéndose a la orilla de la playa,
dejando, todo lo que fué un día,
entre surcos de agua y fina arena.

La desafié, sí. ¡Pero no me escuchó!
Quise sentir el placer de la muerte en vida.
¡Necesité abrazarla! Abrigarme en su frío;
en esa oscuridad que me aterraba
y a la vez, me sostenía... Lóbrega,
misteriosa, refulgía en mi recuerdo
para engañarme. Para talar-me un suspiro.
Me susurraba al oído, en el ocaso:
"- Hoy, yo, seguiré mi paso, mi camino.-"

Le supliqué que me llevara ella,
a beber, de sus oscuros labios,
como un dulce vino. Sangre roja,
penas cortadas, rasgadas por el dolor,
que el mundo me había tendido.

¡No quiso la muerte, que andara en su limbo!
Ahora soy yo, la que no quiere su abrigo.





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