En realidad, no sé que decir.
Ha pasado el tiempo, y yo; he enumerado hasta aquí.
No sé el destino de esta historia, pero quizás lo estoy
escribiendo en este momento. Teníamos un acuerdo, y… creo que no lo he de
cumplir. No, tú tampoco debes, quieres, puedes cumplir. Ya no importa.
Intenté encontrar las respuestas; como es costumbre, y con
ellas pretendí resolver el final de aquello que ha traído tantas
puestas de sol.
Sin embargo, todo es oscuro. No; ya se ha detenido la cuenta.
-No preguntaré, pues no quiero historias que vistan de luto
en mis futuros ayeres. -Busco “por siempres” y no efímeros pasajes
o pedazos de sueño, de tiempo, de nada, No pretendo más que ser; quien debo
ser. Así me han forjado las ausencias, la muerte, las montañas, los retornos,
unas cuantas verdades y las decisiones, aunque no fueren mías todas ellas.
-No iré tras una respuesta, pues no soy recreo ni oasis; ni voluntad
de un instante. Mucho menos una historia que citar cuando la palabra se torne
superflua y los labios se estremezcan sólo para hacer del tiempo una rosario de
pérfidos recuerdos.
-No buscaré una razón; porque creo que no es justo borrar lo
que no se ha escrito, y lapidar el destino concebido en la paciencia y el
anhelo de la historia que no es mía; y que yo. Ya escribí.
Pero…quizás, nunca obtuve tres respuestas; y tan
sólo fui asaltado por tres dudas; pero…
Algo logré responder; la respuesta a la pregunta que nunca
cerré, esa respuesta que no es otra, y que es: la respuesta evidente.
040107040111.
040107040111.
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