Que m'importe que tu sois sage?
Sois belle! Et sois triste! Les pleurs
Ajoutent un charme au visage,
Comme le fleuve au paysage;
L'orage rajeunit les fleurs.
Ajoutent un charme au visage,
Comme le fleuve au paysage;
L'orage rajeunit les fleurs.
Je t'aime surtout quand la joie
S'enfuit de ton front terrassé;
Quand ton coeur dans l'horreur se noie;
Quand sur ton présent se déploie
Le nuage affreux du passé.
S'enfuit de ton front terrassé;
Quand ton coeur dans l'horreur se noie;
Quand sur ton présent se déploie
Le nuage affreux du passé.
Je t'aime quand ton grand oeil verse
Une eau chaude comme le sang;
Quand, malgré ma main qui te berce,
Ton angoisse, trop lourde, perce
Comme un râle d'agonisant.
Une eau chaude comme le sang;
Quand, malgré ma main qui te berce,
Ton angoisse, trop lourde, perce
Comme un râle d'agonisant.
J'aspire, volupté divine!
Hymne profond, délicieux!
Tous les sanglots de ta poitrine,
Et crois que ton coeur s'illumine
Des perles que versent tes yeux.
Hymne profond, délicieux!
Tous les sanglots de ta poitrine,
Et crois que ton coeur s'illumine
Des perles que versent tes yeux.
Charles Baudelaire (1821-1867)
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Madrigal Triste.
Version de DRYELL 2013
¡Sé bella! ¡Y sé triste! Los llantos
Añaden un encanto a tu fisonomía
Como el río al paisaje otro tanto;
Como el río al paisaje otro tanto;
La tempestad a las flores trae vida.
Te quiero sobre todo cuando la alegría
abandona tu frente
vencida;
cuando tu corazón en el horror se ahoga;
cuando en tu presente de pronto desborda
La espantosa nube con el ayer de tu vida.
Te quiero cuando tus grandes ojos vierten
Agua acalorada como sangre;
cuando, a pesar de que mi manos te sostienen
Tu angustia, desmedida, se exhibe de repente
Como el estertor urdido en el suplicio inclemente.
¡Aspiro, voluptuosidad divina!
¡Himno profundo y delicioso!
De tu pecho por doquier los sollozos,
Y creo que tu corazón se ilumina
Con las perlas que solventan tus ojos.
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Madrigal Triste.
Versión de Enrique Parellada, editorial libros río nuevo,
1974.
¡Qué me importa que seas sabia?
¡Sé bella y sé triste! Las lágrimas
añaden un encanto al rostro,
como el río al paisaje;
el viento rejuvenece las flores.
Te amo sobre todo cuando la alegría
huye de tu frente vencida;
cuando en tu presente se explaya
la nube horrible del pasado.
Te quiero cuando tu gran ojo derrama
un agua caliente como la sangre;
cuando a pesar de que mi mano te mece,
tu angustia, muy pesada, taladra
como un ronquido de agonizante.
¡Yo aspiro, voluptuosidad divina,
himno profundo, delicioso,
todos los sollozos de tu pecho,
y creo que tu corazón se ilumina
con las perlas que derraman tus ojos.
¡Sé bella y sé triste! Las lágrimas
añaden un encanto al rostro,
como el río al paisaje;
el viento rejuvenece las flores.
Te amo sobre todo cuando la alegría
huye de tu frente vencida;
cuando en tu presente se explaya
la nube horrible del pasado.
Te quiero cuando tu gran ojo derrama
un agua caliente como la sangre;
cuando a pesar de que mi mano te mece,
tu angustia, muy pesada, taladra
como un ronquido de agonizante.
¡Yo aspiro, voluptuosidad divina,
himno profundo, delicioso,
todos los sollozos de tu pecho,
y creo que tu corazón se ilumina
con las perlas que derraman tus ojos.
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Madrigal Triste.
Versión de Ángel Lázaro, editorial Edaf, 1981.
¿Qué me importa de tu cordura?
¡Sé bella! ¡Y sé triste! Que el llanto
le da a tu rostro cierto encanto,
cual la lluvia a la flor la frescura,
y el río al paisaje otro tanto.
Te adoro cuando de tu frente
acaba de huir la alegría,
cuando tu alma se torna sombría,
porque se cierne en tu presente
la negra nube de algún día...
Cuando tu pupila florece
con una lágrima quemante,
y a pesar de mecerte al instante
en mis brazos, tu angustia parece
el estertor de un agonizante.
Yo aspiro - ¡esencia divina,
himno profundo, delicioso!-
tu sollozo en que el llanto culmina
y que su corazón ilumina
como un cristal maravilloso.
¡Sé bella! ¡Y sé triste! Que el llanto
le da a tu rostro cierto encanto,
cual la lluvia a la flor la frescura,
y el río al paisaje otro tanto.
Te adoro cuando de tu frente
acaba de huir la alegría,
cuando tu alma se torna sombría,
porque se cierne en tu presente
la negra nube de algún día...
Cuando tu pupila florece
con una lágrima quemante,
y a pesar de mecerte al instante
en mis brazos, tu angustia parece
el estertor de un agonizante.
Yo aspiro - ¡esencia divina,
himno profundo, delicioso!-
tu sollozo en que el llanto culmina
y que su corazón ilumina
como un cristal maravilloso.
Sé que tu corazón, henchido
ResponderEliminarde viejos y desarraigados amores,
sigue llameante como una fragua
y que en tus sentimientos habita
un cierto orgullo de condenados.
CHARLES BAUDELARIE
tengo este libro... las flores del mal y las nuevas flores del mal.
ha sido una sorpresa encontrarlo aquí.... y una sorpresa el encontrarlo de otro autor, al que no conocía, y el que tu has modelado a ti.... en este poema hay gran parte con la que me identifico.... como bien siempre han dicho de Baudelaire, poeta como un ángel caído, en busca de la armonía del mundo, vagando entre sus soledades.
que decirte dry, que si con este poema me identifico, con el tuyo, lo hago mio, compartiéndolo con la diosa athena, de la justicia y tantas cosas, que también desde su limbo... se indentifica.